El origen del nombre se debe a una encomienda asentada en el lugar cuyo propietario Don Bohorquez de Coria establece en el lugar las primeras chacras, pasándose a denominar por los lugareños, las chacras de don Coria.
En la actualidad se ha convertido en una villa veraniega por excelencia. Importantes familias se establecieron allí. En principio habitaban el lugar solamente en verano. Por sus características de un microclima agradable durante los meses estivales, abraza a sus habitantes brindándoles aire fresco y un epeso verdor y suaves serranías, con lugares para la recreación.
El paso del tiempo ha dejado en sus calles las huellas de los más variados estilos arquitectónicos y materiales; desde grandes casonas, bodegas artesanales, hasta las más modernas casas y suntuosas mansiones, conforman los barrios residenciales de este distrito. Esta villa veraniega, invita al sosiego entre rumorosas acequias y profusa vegetación, lo que la hace preferida para el fin de semana y la temporada estival.
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